martes, 22 de noviembre de 2011

El petroleo en Venezuela..


El Petróleo
   La polémica sobre el aprovechamiento del petróleo en Venezuela reapareció en estos días a raíz de dos hechos: la publicación del informe del Banco Central, según el cual los Estados Unidos disminuyeron en abril sus compras venezolanas a pesar de que las aumentaron en otros países, presumiblemente los árabes, y la difusión de un audiovisual sobre el significado del petróleo venezolano, producido por el sacerdote Juan Vives Suriá, con fuertes críticas a la historia petrolera del país.
     La discusión es tan parecida a la de otros países que cifraron su riqueza en industrias extractivas primarias -el café brasileño, el ganado argentino, el estaño boliviano, el cobre chileno, el azúcar cubano- que vale la pena resumir sus principales aspectos.
     Como en otros países, en Venezuela se publican frecuentemente evaluaciones sobre sus reservas petroleras. Los 14 millones de barriles que Caracas declaraba oficialmente, en 1975, se refieren solamente al lago Maracaibo, donde se hallan las mayores explotaciones actuales: las reservas estimadas para la selva amazónica, al sur del país, ascienden nada menos que a 700 mil millones de barriles, según el director de la oficina de petróleo pesado, Francisco Gutiérrez. Pero el llamado «Cinturón del Orinoco», que incluye las reservas amazónicas del Sur y las del delta del río, en el Oeste, ascenderían, según técnicos venezolanos, a la cifra, no por fantástica menos factible de confirmar en el futuro, de 3 billones de barriles.   
                  


     El hecho cierto y actual es que Venezuela es uno de los mayores productores del mundo, ocupando el cuarto lugar después de los países árabes. El petróleo está en manos del Estado desde el 1º de enero de 1976. Su explotación por compañías extranjeras, principalmente norteamericanas y británicas, durante seis décadas, fue criticada por diversos sectores, con el argumento de que no se tradujo en un desarrollo agropecuario e industrial del país. Uno de los máximos estudiosos del petróleo de Venezuela, el doctor Juan Pablo Pérez Alfonzo, cofundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), es, al mismo tiempo, uno de los propulsores del aprovechamiento medido y planificado del recurso. En Caracas lo llaman la explosión «conservadora» del petróleo. El argumento postula, más que conservar las reservas para un futuro indefinido, la necesidad de explotarlas progresivamente para no introducir cambios violentos en la economía nacional.
     Agregan, además, razones de protección ambiental, proyectos de uso más noble -como la petroquímica en lugar del combustible-, necesidad de aprovechamiento armónico de otras fuentes de energía -hídrica, eventualmente nuclear.
     La hipótesis de que el lanzamiento violento de mayor cantidad al mercado mundial presionaría para rebajar su precio es contestada con el hecho de que la OPEP fija los precios de acuerdo a sus conveniencias y necesidades.
     Además de petróleo, Venezuela tiene hierro. El presidente Carlos Andrés Pérez expresó el 1º de enero que con esos recursos definitivamente en manos venezolanas, deberán asumir «más exigentes responsabilidades en el camino de la liberación económica de América latina». Pero influyentes sectores, expresados en este caso por el sacerdote Juan Vives Suriá y el doctor Pérez Alfonzo, estiman que la nacionalización sólo se tradujo en un cambio de nombre de las estaciones de servicio. El gobierno, naturalmente, rechaza esta acusación.
     La tesis de que el petróleo es el culpable de todos los males de la historia venezolana es refutada con la que le atribuye los relativamente escasos logros industriales, de transporte y comunicaciones. La idea de que mucho petróleo hace mal choca con la propuesta de explotar más petróleo para estar mejor. Los «conservadores» muestran el ejemplo de los países árabes, cuyo primitivismo económico y político los impulsa a extraer todas las reservas en el menor tiempo posible, para demostrar que la mayor explotación no se traduce automáticamente en progreso económico y social nacional. Agregan que de los 13 millones de habitantes de Venezuela, solamente 20.000 trabajan en la industria petrolera.
     Sus adversarios muestran el ejemplo de los Estados Unidos, donde se explotan a pleno las reservas conocidas, sin mengua de su desarrollo industrial.
     Es indudable que detrás de la polémica existen diversas propuestas políticas para Venezuela que, a falta de otros datos, solo pueden indicarse genéricamente como de oficialistas y de oposición, aunque los partidarios de una y otra tesis se hallen en ambos bandos.
     Pero ya todos los partidos advierten que la posesión de las reservas más grandes del mundo no alcanza en sí misma para asegurar el desarrollo integral del país.

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